Comencemos por el principio: soy un profesor sin las debidas herramientas, en constante aprendizaje, más si cabe ahora trabajando en el ámbito de la formación del profesorado.
Confieso que he mantenido inercias arrastradas del pasado en la confianza de que era lo adecuado.
Hoy quiero compartir con vosotros una reflexión en torno a los deberes…, los siempre cacareados y manidos deberes… Acompañado, eso sí, de la humildad que creo que me acompaña, y que corroborarán los/las que me conocen.
Por ir entrando en arenas movedizas, os remito a este vídeo que considero primordial y con el que estoy en absoluta sintonía. Es una campaña que propone reducirlos y que habla bien a las claras de la situación que viven muchos alumnos/as hoy en día.
Se trata de un tema en el que profesorado y familias no terminan de ponerse de acuerdo y creo que puedo aportar algo fructífero a la controversia. Allá vamos.
Hace poco, el sin par César Bona aludía a una conversación que había mantenido con Richard Gerver -ya saben, mejor verlo en vídeos que leerlo- en el que hablaban de ese fabuloso espíritu que aspiraron a crear en su centro, la escuela Grange, que, en palabras de Marina, es una escuela vulgar que se ha convertido en un modelo educativo del que todo el mundo puede aprender. Sostiene Gerver que la escuela, los centros, debe ser como Disneyland, un enclave al que los niños y niñas irían sí o sí, sin importar el estado de salud en el que se encuentran, incluso con fiebre.
Me temo que andamos algo alejados del horizonte Gerver...
Ésa es la clave: la suficiente motivación para que el alumnado viva los deberes como un quehacer ligado a su crecimiento personal y en el que no importe involucrarse horas y horas.
No soy, ni aspiro a serlo, un insensato: simplemente considero que no somos conscientes de los deberes que mandamos para casa y que lo hacemos porque siempre se ha hecho y porque es lo que parece pertinente...
Como no pretendo hacer un mero recuento del estado de la cuestión, sino que aspiro a echar mi cuarto a espadas, voy allá con mi propuesta.
Bloom es uno de esos imprescindibles con el que me he topado de lleno en la Formación; es realmente inexcusable como referencia para el aula. Creo que, junto con Stenhouse -el profe es parte del currículum, crece y progresa con él-, es uno de esos hermosos pilares sobre los que empezar a construir la casa de la ciencia pedagógica.
Siempre se estudia Bloom como herramienta de conocimiento para el profesorado, sobre los procesos que consolidan el aprendizaje más fructífero y prolongado, que es lo que los profes queremos para nuestros alumnos y alumnas. Su taxonomía nos permite radiografiar aprendizajes y su consolidación.
Hace poco me encontré con esta joyita, cómo no del entorno de la Flipped Classroom:
De este modo, y llegados a esta parte, os planteo, como profes, como familias,… ¿Cómo son los deberes que llevan los niños y las niñas a casa? ¿En qué nivel cognitiva se encuentran?
Considero que puede ser pertinente que, durante un tiempo prudencial, estimemos dónde podemos encuadrar los deberes que mandamos para casa o que acompañamos en casa.
Si pasado un tiempo observamos que no hacemos más que encontrarnos en los primeros niveles, ¡¡va siendo hora de empezar a hacer cambios!!
Si decides dar ese paso, considera que debe hacerse paulatinamente, que los cambios en educación deben hacerse con la lentitud y el reposo adecuados, que necesitamos seguridad ante el cambio.
Reconsidera que los deberes deben envolvernos como una referencia inexcusable sobre la que no importa el tiempo que en él se emplee, deben ser una parte que se identifique plenamente con nuestras necesidades vitales y sobre las que dejemos constancia de nuestro progreso.
Reconsidera que debemos partir de preguntas que sirvan a nuestro alumnado para indagar, para investigar y que deben anclarse en el contexto en el que nuestro alumnado se encuentra.
Reconsidera también incluir en ellos el papel protagonista de las TICs, como vehículo indispensable y creativo que aproxima al alumnado a su cercana realidad laboral. En otro post, abordaremos algunas herramientas que te pueden ayudar en ello.
Quizá, se me ocurre, venga otro post sobre las posibles tareas Bloom que en casa podemos desarrollar durante la crianza.
Reconsidera, en definitiva, que si cargamos de deberes para casa hacemos que sea la familia la que se encargue de sacar a flote el barco, que nuestras clases no terminan de convertirse en todo lo fructíferas que debieran y que se perpetúan diferencias sociales que los profes deberíamos intentar combatir en nuestro quehacer diario.
Creo que he dicho todo lo que tenía previsto para este artículo de hoy.
Ya sabes, si lo consideras oportuno, extiende este mensaje a los/as que estimes que puede serle útil.
¡¡¡Muchas gracias por todo!!!
Confieso que he mantenido inercias arrastradas del pasado en la confianza de que era lo adecuado.
Hoy quiero compartir con vosotros una reflexión en torno a los deberes…, los siempre cacareados y manidos deberes… Acompañado, eso sí, de la humildad que creo que me acompaña, y que corroborarán los/las que me conocen.
Por ir entrando en arenas movedizas, os remito a este vídeo que considero primordial y con el que estoy en absoluta sintonía. Es una campaña que propone reducirlos y que habla bien a las claras de la situación que viven muchos alumnos/as hoy en día.
Se trata de un tema en el que profesorado y familias no terminan de ponerse de acuerdo y creo que puedo aportar algo fructífero a la controversia. Allá vamos.
Hace poco, el sin par César Bona aludía a una conversación que había mantenido con Richard Gerver -ya saben, mejor verlo en vídeos que leerlo- en el que hablaban de ese fabuloso espíritu que aspiraron a crear en su centro, la escuela Grange, que, en palabras de Marina, es una escuela vulgar que se ha convertido en un modelo educativo del que todo el mundo puede aprender. Sostiene Gerver que la escuela, los centros, debe ser como Disneyland, un enclave al que los niños y niñas irían sí o sí, sin importar el estado de salud en el que se encuentran, incluso con fiebre.
Me temo que andamos algo alejados del horizonte Gerver...
Ésa es la clave: la suficiente motivación para que el alumnado viva los deberes como un quehacer ligado a su crecimiento personal y en el que no importe involucrarse horas y horas.
No soy, ni aspiro a serlo, un insensato: simplemente considero que no somos conscientes de los deberes que mandamos para casa y que lo hacemos porque siempre se ha hecho y porque es lo que parece pertinente...
Como no pretendo hacer un mero recuento del estado de la cuestión, sino que aspiro a echar mi cuarto a espadas, voy allá con mi propuesta.
Bloom es uno de esos imprescindibles con el que me he topado de lleno en la Formación; es realmente inexcusable como referencia para el aula. Creo que, junto con Stenhouse -el profe es parte del currículum, crece y progresa con él-, es uno de esos hermosos pilares sobre los que empezar a construir la casa de la ciencia pedagógica.
Siempre se estudia Bloom como herramienta de conocimiento para el profesorado, sobre los procesos que consolidan el aprendizaje más fructífero y prolongado, que es lo que los profes queremos para nuestros alumnos y alumnas. Su taxonomía nos permite radiografiar aprendizajes y su consolidación.
Hace poco me encontré con esta joyita, cómo no del entorno de la Flipped Classroom:
De este modo, y llegados a esta parte, os planteo, como profes, como familias,… ¿Cómo son los deberes que llevan los niños y las niñas a casa? ¿En qué nivel cognitiva se encuentran?
Considero que puede ser pertinente que, durante un tiempo prudencial, estimemos dónde podemos encuadrar los deberes que mandamos para casa o que acompañamos en casa.
Si pasado un tiempo observamos que no hacemos más que encontrarnos en los primeros niveles, ¡¡va siendo hora de empezar a hacer cambios!!
Si decides dar ese paso, considera que debe hacerse paulatinamente, que los cambios en educación deben hacerse con la lentitud y el reposo adecuados, que necesitamos seguridad ante el cambio.
Reconsidera que los deberes deben envolvernos como una referencia inexcusable sobre la que no importa el tiempo que en él se emplee, deben ser una parte que se identifique plenamente con nuestras necesidades vitales y sobre las que dejemos constancia de nuestro progreso.
Reconsidera que debemos partir de preguntas que sirvan a nuestro alumnado para indagar, para investigar y que deben anclarse en el contexto en el que nuestro alumnado se encuentra.
Reconsidera también incluir en ellos el papel protagonista de las TICs, como vehículo indispensable y creativo que aproxima al alumnado a su cercana realidad laboral. En otro post, abordaremos algunas herramientas que te pueden ayudar en ello.
Quizá, se me ocurre, venga otro post sobre las posibles tareas Bloom que en casa podemos desarrollar durante la crianza.
Reconsidera, en definitiva, que si cargamos de deberes para casa hacemos que sea la familia la que se encargue de sacar a flote el barco, que nuestras clases no terminan de convertirse en todo lo fructíferas que debieran y que se perpetúan diferencias sociales que los profes deberíamos intentar combatir en nuestro quehacer diario.
Creo que he dicho todo lo que tenía previsto para este artículo de hoy.
Ya sabes, si lo consideras oportuno, extiende este mensaje a los/as que estimes que puede serle útil.
¡¡¡Muchas gracias por todo!!!